¿Qué podemos esperar de un país en el que ver cine subtitulado todavía se considera un capricho de intelectuales gafapastas? Un país cuyos presidentes no se molestan en aprender inglés y en el que para pedir un White Label es obligatorio pronunciar bien White pero mal Label (pobre del que lo haga correctamente en un bar, ¡maldito snob!). Lo más probable es que si este país sigue aplaudiendo al ignorante y encima el ignorante se mofa del que no lo es, jamás consigamos manejar bien el idioma que domina el mundo.
El mismo idioma que, paradójicamente, abrazamos como si no tuviésemos uno propio y que ha hecho que ya nadie diga “autofoto” sino “selfie”. Esa lengua a la que hemos robado los “likes”, el “running”, los “unfollows”, el “brunch”, los “tweets”, el “gintonic”, el “fucker”, el “twerking”, lo “foodie”, el “showroom”, el “WHAAAAAT?!”, pero que nos enorgullecemos de hablar mal y está mal visto dominar. Prueba a preguntar en una cafetería por la clave de güai fai (correcto) en vez de güifi (incorrecto). Sucederá lo mismo que si dices yiutiub en lugar de yutube: miraditas, burla, y risas a tu costa.
Avancemos, por favor. Ha pasado casi un siglo desde que Valle-Inclán escribió en Luces de Bohemia que España es ese lugar en el que la inteligencia siempre se ha visto menospreciada. Hablar bien inglés no es sinónimo de fanfarronería ni de hacerse el chulo. Es, simplemente, hablar bien inglés. Y hasta que no nos quede claro y dejemos de regodearnos en nuestro catetismo, haciendo bullying a los que sí han hecho sus deberes, seguiremos sumergidos en el landismo, el cuñadismo y demás -ismos que nos impiden salir de las arenas movedizas más paletas.
Gif se lee YIF, no guif; Meme se lee MIM, no meme; geek se lee GUIK, no YIK; diner se lee DAINER; target se lee TARGUET, no taryet. Es tu decisión pronunciarlas correctamente pero, al menos, no te rías de quienes sí lo hacen bien. Gracias.
Fuente: elpais.com