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El «sueño americano» al alcance de los españoles.

  • El inglés abre puertas en un país donde crece con fuerza el uso del castellano

  • Idea para un reportaje: enviar a un periodista que no sepa ni una palabra de inglés (como mucho, hello y yes I do) a la frontera entre Minnesota y Canadá y ver si es capaz de cruzar todo Estados Unidos, hasta el borde de Arizona con México hablando siempre en español. Y, después, que lo cuente en una serie de reportajes de verano. Mi apuesta personal es que saldría algo divertido. Pero que también existe riesgo de que sea repetitivo. A partir de Colorado -es decir, hecho la mitad del viaje- lo que va a costar más trabajo al viajero va a ser encontrar a gente que no hable nada de español.Según el Censo de 2012, el español-o alguna variedad criolla-es la lengua que se habla en casa de 38,3 millones de estadounidenses. Eso supone el 13% del país, y más del doble en relación a los 17,3 millones de 1990. En Miami, no hablar español es un problema. Y en algunas zonas de Harlem, en Nueva York, hay carteles en las tiendas que dicen English Spoken, o sea, Se habla inglés. A fin de cuentas, EEUU es el segundo país con más hispanohablantes del mundo, tras México. Pareciera que los hispanohablantes somos los reyes en Estados Unidos

    Pues bien: no lo somos. Estados Unidos es un país dirigido por angloparlantes. Si uno solo habla español, puede escoger entre recoger fruta, cargar y descargar camiones, fregar suelos o tocar en una banda de salsa. Los hispanohablantes hacen en ese país los trabajos que los negros no quieren. Suena políticamente incorrecto. Pero es la verdad.

    La cosa cambia cuando se habla inglés, aunque sea con acento. Hay españoles en, por ejemplo, la Reserva Federal. O en el Congreso. Ése es el caso de Markel Bilbao (que, como en EEUU solo se tiene un apellido, ha decidido fusionar los dos suyos y ser Bilbao-Maté), un vasco de 32 años que trabaja desde hace siete meses en la oficina de prensa del congresista demócrata Pete Gallego que, pese a su nombre, tiene un distrito angloparlante y rural en el sur de Texas.

    Bilbao estudió inglés en el instituto, y después en el Reino Unido, donde fue a estudiar con una beca. De vuelta en Bilbao se enamoró de una californiana y acabó su tesis doctoral en Chico, en California. Su experiencia pone de manifiesto que la típica frase con la que los españoles definimos nuestro conocimiento de la lengua de Shakespeare -ese «nivel medio-alto»- no sirve. Y no porque Bilbao no tuviera buen inglés, sino por el acento. «Llegar con un inglés británico a un sitio del Valle de California como Chico fue duro. Sobre todo, cuando tenía que comunicarme con afroamericanos, porque no entendía nada», recuerda Bilbao.

    El inglés de Supertramp y Phil Collins

    En las grandes ciudades de las dos costas de EEUU, hablar con acento extranjero no es un obstáculo a nivel laboral. «Yo no he tenido ningún problema por no ser un hablante nativo de inglés», sostiene el cocinero de origen asturiano José Andrés, propietario de 15 restaurantes en todo el país, que llegó a EEUU hace más de 20 años con un inglés procedente «de canciones de Supertramp y Phil Collins». Andrés plantea una idea provocadora para compensar el déficit idiomático de los españoles: «La televisión pública debería emitir las películas en su idioma original. Si yo hubiera visto todas esas películas de las tres de la tarde del sábado en inglés, mi nivel de este idioma sería mucho mejor, y, como el mío, el de millones de españoles de mi generación».

    Y es que España tiene un problema de idiomas. Así lo ve el canarioJuan Verde, presidente y consejero delegado de la empresa Veritia.«Es una asignatura pendiente en materia de liderazgo y competitividad, y el que no lo ve es porque no quiere», explica. Verde llegó a EEUU con 15 años, en lo que se suponía que iba a ser un año aprendiendo inglés, y acabó transformándose en un máster en Harvard, el cargo de subsecretario adjunto de Comercio de EEUU y copresidente de la campaña fuera de Estados Unidos para la reelección de Barack Obama.

    ‘Sin inglés no se puede hacer nada’

    «Sin inglés no se puede hacer nada», concluye el leonés Mauro Guillén, profesor de la Escuela de Negocios de Wharton, en la Universidad de Pennsylvania, que está en todas las clasificaciones entre las cinco mejores del mundo. Guillén empezó con el inglés «con clases particulares, porque mis padres siempre pusieron mucho énfasis en que sus hijos aprendiéramos idiomas». Después -«a partir de primero de BUP»- llegaron las clases en el colegio, más los consabidos veranos en Gran Bretaña.

    Guillén establece tres niveles de dominio del inglés. «El primero, y absolutamente crítico, es ser capaz de leerlo, porque muchos manuales técnicos vienen en inglés, y el inglés es el idioma de internet. Después está ser capaz de hablarlo, porque en muchos puestos de trabajo es necesario comunicarse con personas con las que la única lengua común es el inglés. No es necesario ser bilingüe, porque en muchos casos se trata de conversaciones profesionales, con un vocabulario limitado a cuestiones técnicas, pero sí es necesaria fluidez». Finalmente, «está escribirlo. De nuevo, no hace falta ser capaz de hacer un libro, pero sí de enviar emails correctamente escritos».

  • Fuente: www.elmundo.es
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